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BIOGRAFÍA

Me crié entre ciudad, mar y flores. 

Vengo de una familia bien particular. Mi padre búlgaro de nacimiento, llegó a Uruguay en plena época de guerra junto a mi abuelo violinista. Tal como lo soñó, papá fue Capitán de la Marina Mercante, y un gran naturalista, inspirado por el mar, la fotografía y las constelaciones estelares. 


Mamá era descendiente del pueblo gitano. Ella fue quien más me mostró la capacidad que tenemos de transformar lo que sea. Sus inciensos, plantas medicinales, cantos, bailes y carcajadas fueron la medicina que me mostró siempre. Cuando estaba dejando este mundo se despidió con una sonrisa; sus últimas palabras fueron “cuidate y disfrutá”.

 


Trabajé en la empresa que ambos fundaron desde los 14 hasta los 34 años, vendiendo cartas náuticas – mapas para barcos- , instrumentos y libros. Fundé nuestra sucursal en Argentina, y dirigí la compañía, mientras criaba a mis primeros tres hijos. 

Esas dos décadas me dieron todo. Oportunidades de viajar a muchos países, aprender de la experiencia misma, negociar, crear, confiar, y tantas otras cosas que hoy me ayudan a entender el mundo con apertura y creatividad.

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Mientras hacía crecer la empresa familiar en Buenos Aires y Montevideo, empecé un proceso terapéutico muy profundo, y a la par que viajaba, empecé también a formarme y a estudiar distintas herramientas terapéuticas de liberación de estrés, meditación y prácticas de medicina complementaria.


Pasó mucho tiempo, varios proyectos, mudanzas de países y ciudades, formaciones, creaciones, desencuentros y encuentros. Hasta que un día, me armé de valor y enfrenté algunos de mis miedos más profundos, los recibí en mi corazón y con ellos me transformé por completo.

Fue una gran ALQUIMIA DE VIDA.

Dejé el mundo corporativo y un proyecto que pensé que era mi vida entera, y en el 2015 cuando nació mi cuarto hijo, empecé a trabajar como terapeuta independiente.

Desde ese día, he venido creando propuestas y recursos terapéuticos para mujeres que como yo buscan calma y disfrute. Sigo estudiando permanentemente, formándome, conociendo personas, viajando, investigando.

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Uno todo lo que soy; todos mis "lados", facetas y aprendizajes.

Pero sobre todo, sigo uniéndome a mí misma.

Sigo integrando las memorias de dolor que me tocaron de chica. Aprendiendo a transformarlas, con paciencia, dignidad y amor.

Sigo aprendiendo y comprobando que tenemos grandes capacidades de hacer y ser lo que querramos.

Sigo entendiendo que somos merecedoras. Que nuestro pasado importa, vale y cuenta. Pero que nuestro presente puede ser muy hermoso, tranquilo y sano.

Sigo confiando en que cuanto más me miro a mí misma, me entiendo, me quiero, me cuido, más puedo mirar a los demás, entenderles, quererles, cuidarles.

Y desde allí trabajo, comparto, y soy.

Desde mi propia naturaleza.

Porque vine a este mundo para entender y recordarnos que somos naturaleza, y como tal tenemos la capacidad de transformarnos, estar, y simplemente ser.

Muchas gracias por estar aquí.

Desde el bosque de Punta Ballena, en Uruguay,

Nadia

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