"Puedo. Lo haré. Soy capaz"

Natural. Arte. Semillas. Hongos. Flores. Hojas. Estas son las palabras que vienen a mi encuentro cada vez que pienso en ella. Tengo la vibraciòn y la fuerza de mi abuela paterna guardada en mi corazón, además que en mi genètica. Penka Nenova, nacida en Bulgaria a principios del siglo pasado fuè cantante de opera. Era una mujer muy elegante, misteriosa, alta, sabia. Siempre fuè como una historia de cuentos todo lo relacionado a ella. Y hasta hoy parece que lo fuera.
Solamente la vì una vez en mi vida. Y en aquel tiempo no existìa esta tecnologìa, por lo que sobre el final de su vida en esta Tierra las conversaciones telefònicas eran de hasta tres horas reloj. Vieja y sabia ella, cuando yo tenìa 20 años y estaba por parir al primero de mis cuatro hijos, mi abuela lloraba del otro lado de la lìnea pidièndome que por favor cuidara mi alimentaciòn. Que no comiera nada procesado. Que no tomara ninguna gaseosa, y que por nada del mundo limpiara mi casa con productos tòxicos. La abuela que algunos consideraban "loca" decidiò hacerse crudivegana hace muchìsimos años, cuando todo esto no era moda. Ella estaba convencida. 100% convencida de todo lo que predicaba con su ejemplo. El dìa que nos vino a visitar a Uruguay trajo como cuatro valijas. Una de ellas eran vitaminas naturales y semillas para hacer sus brotes mientras estuvo con nosotros de visita. Nos trajo libros de todo tipo, ropas de muchos colores.... Todavía siento su olor cuando pienso en ella.
La abuela estudiò naturopatìa, masaje terapèutico, Ayurveda, y se recibiò en la escuela de Ann Wigmore, del Instituto de Salud Hippocrates en Boston. Una escuela precursora en la alimentaciòn viva y las pràcticas conscientes para la salud y el bienestar natural de las personas. Todo este conocimiento lo empecè a integrar desde que era chica. Algunas cosas entendìa. Otras no. Mis padres lo mismo, pero al fin y al cabo siempre las enseñanzas de la abuela venìan a nuestro encuentro. Y en algunas etapas. Las llamadas de los domingos para los consejos de la abuela eran infalibles. Sin importar lo lejos que estuviéramos.
Recibir las cartas, libros, encomiendas y tarjetas por correo era una de las grandes fiestas porque siempre, siempre , siempre venìan flores y hojas. Si. Flores y hojas que ella recogìa y secaba entre los libros y con todo amor nos mandaba. A veces hacìa algùn cuadro, o alguna artesanìa, creo. Pero las flores siempre venìan desde Calinfornia.
Muchos años despuès empecè a sentir mas cerca a mi abuela. Sobre todo cuando dejò esta tierra y nos entregò su legado de amor, conocimiento, y bendiciòn. Digo "nos" porque estos tesoros de libros y cuadernos han quedado con mi hermana y conmigo. Cuando mi hermana me diò los cuadernos y los empecè a mirar no podìa creerlo (y todavìa tampoco puedo). Son cuadernos de vida, divididos por secciones, como "alimentaciòn", "higiene postural", "hierbas", "alimentaciòn" "viajes" "arte". Hace unos dìas empecè a estudiar algunos de ellos. Y es de no creer.
Con mi hermana sobre todo, ( que se fuè tras sus pasos a California), la recordamos siempre. Nos reìmos con sus dichos, pero al fin y al cabo, tomamos todo lo que nos enseñó. Es tanto lo que tomamos que hace muchos años decidì dedicar mi vida a investigar sobre poder transformar dolor en amor.
Con trabajo interno, con fè, con compromiso, con elementos naturales y sobre todo con mucha decisiòn.
Y hoy pienso y sè que mi abuela estaba en este mismo camino.
Experiencias de extremo dolor buscan sanarse para transformarse en amor.
Parece de libro. Pero es real.
Ahora, estudiando de uno de sus cuadernos me encuentro con esta afirmaciòn que me da alegrìa, liviandad, y felicidad por sentir este misterio de la vida que late dentro y se transmite de generaciòn en generaciòn. Pura Alquimia. Pura sabidurìa. Gracias abuela !