Escribir. Una medicina.

Hace cuestión de cinco años estaba en una Ecovilla, participando de un retiro de varias semanas. El trabajo interior era intenso. En ese momento de mi vida estaba intentando encontrar respuestas a ciertas preguntas profundas e internas.
En este lugar querido en las Sierras de Córdoba, muchos son los terapeutas que guían el trabajo interno a través de distintas herramientas y propuestas terapéuticas. Básicamente indagamos en el propio ser a través de la profundización con nuestra alma. El contacto con la naturaleza y el compartir cotidiano son también formas en las que también se hace incapié con la premisa que en el encuentro con el todo y con el otro sanamos y transformamos viejos patrones que ya no aportan a nuestro camino y evolución.
Mis preguntas eran eternas. Y las respuestas no venían. Mi compromiso por sanar heridas viejas y caminar de una forma mas liviana y fresca eran en ese momento una prioridad.
Un día espués de cierto trabajo grupal una de las terapeutas, querida, sabia y mujer mayor me llamó a un costado. Me contó que durante nuestras conversaciones se sintió identificada conmigo. Con ese punto íntimo e ínfimo que algunas de nosotras tenemos. Esa gran capacidad de intuir sobre varias cosas, generar abundancia y abrir caminos. Me contó que muchos años antes un gran profesor y referente le transmitió una de las formas mas simples y profundas de reecontrarse con ella misma. Así me lo transmitió y desde ese día comenzó un nuevo capítulo en mi vida.
Escribir.
Al principio era solamente escribir aquello que sí se hacer (ideal para quienes transitamos el camino de la desvalorización). Escribir lo que sabés hacer (todo, absolutamente todo) te conecta con el valor e lo que sos, y lo que sabés hacer. Desde lo mas simple. Hasta lo mas complejo. Desde cocinar arroz, pasando por hablar otro idioma, escribir, leer. Al principio el ejercicio parece simple. Pero una vez que te animás, vas completando y expandiendo tu "lista de lo que sé hacer". Y te ves ahí. Sentís que valés. Y que eso que te pesa o que te dijeron que no sabés o no servís en realidad puede ser totalmente equilibrado por lo que sí es o está. Nosotras humanas tendemos a ver lo que no está o lo que no sabemos o lo que no podemos. Lo importante además de ver lo que NO es ver lo que SÍ.
Siento que a veces estos pequeños ejercicios son algo lúdico para nuestro cerebro. Que nos hacen reconectar y reconciliar con nuestra niña interna. Volver a ella con amor, abrazarla, escucharla, leerla. Hacer cosas nuevas nos trae aires frescos. Hacer cosas nuevas es como abrir ventanas y puertas internas a que ingrese lo nuevo. Y ahí todo comienza a pintarse con nuevos colores. Disponibilidad para creerlo y sentirlo son fundamentales.
Ahí con mi libreta recién comprada empecé a escribir muchas cosas. Al principio me sentía bastante rara. Después me fuí soltando y la libreta se volvió cuaderno. Años después el cuaderno se volvió proyecto de libro. Y hoy por hoy la escritura es una de mis herramientas mas preciadas conmigo misma y también en mis ofrecimientos. (y el libro está siendo escrito)
Escribir nos ayuda a ordenarnos. A desarrollar e integrar ambos hemisferios de nuestro cerebro. A expandir nuestra creatividad. A ver. A sentir. Y por supuesto a indagar en la capacidad que tenemos de encontrar las propias respuestas a nuestras preguntas. Y en mi caso encontré en la escritura consciente una forma de transformación y de alquimia total y completa.
Así que si te gustó la idea empezá un nuevo cuaderno. Cosas lindas y sanadoras pueden pasar...