Lo que es suficiente
hay un momento de nuestra vida que necesitamos parar.
Parar para darnos cuenta.
Parar para prestar atención antes de tomar decisiones nuevas.
También necesitamos a veces parar de darnos palo, dormir poco, hablarnos mal.
Parar de no confiar en nosotras mismas.
En éstos últimos días, ando siendo muy cauta en lo que quiero entrar en mi vida. Porque a veces tendemos de llenarnos de información, comida, charlas, hábitos innecesarios, lecturas, cuestiones varias.
El llenarnos de cosas, en cualquiera de sus formas, no deja espacio libre, espacio vacío, para disfrutar de lo que ya somos y lo que ya tenemos. Apreciar.
O simplemente conectarnos con lo que es suficiente.
Así como decidí transformar algunos hábitos para estar más despejada, también vengo decidiendo dejar de hacer cosas que no me hagan feliz.
¿Cuesta?
A veces sí. Porque ponernos límites a nosotras mismas no siempre es tan fácil. Y.... Ni que hablar con los demás.
Pero hay una cosa que estoy segura: la simpleza me va llevando a caminos más felices, a aceptar cosas que ya están dadas. A saborear del momento presente. A apreciar los resultados del trabajo.
Tanto en lo físico, como en lo emocional, refinar la mirada, ampliar la perspectiva y desarrollar más de todo lo que me haga bien, es sano. Y quiero salud. Más salud, cada día.
Así es como la naturaleza misma nos va enseñando a respetarnos y respetar, educarnos y educar, disfrutarnos y disfrutar !
El tiempo es ahora. Y de eso no tengo dudas.
El camino con la simpleza está abriendo puertas inmensas.
Despertando. Descubriendo cuestiones muy profundas que se manifiestan en las acciones del día a día. Simpleza para pensar, para sentir, para