top of page

Qué hacer cuando hay un click que hacer.

Algunas veces precisamos hacer el click.

Y no solo eso. Precisamos hacer el click y además dar un paso. Un paso adelante. O al costado, o mismo un paso hacia atrás. Los clicks vienen en distintas potencias y frecuencias. Se manifiestan casi siempre cuando estamos por hacer un cambio, o también cuando el cuerpo (y/o el alma) nos mandan señales.

A veces me resulta agotador. Este tema de cuidarme, hacer cosas para alimentar mi terreno, y trabajar para sentirme bien, también cansa. A veces, cuando nos parece "que-ya-logramos-algo" aparece un nuevo desafío. Algo se quiebra. O recibimos una llamada. O no la recibimos.

¿Qué hacer con todo esto?

Hay algunas cosas que vengo descubriendo desde hace un poco.

Si sos "del club de la auto-exigencia" como yo, entonces esto seguro te va a servir. O por lo menos algo.

- Sabé que sos autoexigente. Y exigente. En vez de pelearte con esto, o reprimirlo, déjalo que sea. En realidad, la exigencia termina siendo una amiga. Una amiga que nos acompaña a todos lados, y que en realidad, en "su versión luminosa", la autoexigencia quiere que las cosas nos salgan bien. Ya sabes; es como el dicho "lo que resiste persiste", entonces mejor dejar de pelearse con la exigencia, mirarla de frente, hacerle unas pequeñas caricias y ponerla a tu favor. Este es un GRAN click. Uno grande.

- Probá de empezar el día lento. Como si estuvieras poniendo el video en cámara lenta. Levantate más temprano que de costumbre y date tiempo para hacer las cosas despacio. Esta para mí fue una difícil, pero ya lo estoy logrando, y la vida me cambió. Si te gusta andar rápido, ser efectiv@, prodctiv@, ya sabes. La lentitud todo lo cambia. Porque le estamos diciendo a nuestro organismo que de ahora en más iremos más despacio.

- Anotá tus "clicks". Si llegan a tu mente, no los dejes solamente flotando en el éter. Estas ideas, necesidades o como sea que estos clicks se presenten, necesitan ocupar un espacio importante en tu vida. Y a veces la primer acción o paso, es escribirlo para poder verlo y sentirlo aún con más claridad.

- Practicá la flexibilidad. Esta no es tan fácil. La flexibilidad es una danza entre la exigencia, la excelencia, el tiempo, los límites, y tantas otras cosas más. Ser flexible es una práctica diaria, en donde es preciso que desarrolles la humildad contigo, el escucharte sin límites, y dentro de todo eso hacer lo que elegís y lo que te correponde hacer. Un primer paso es practicar ejercicios que le den flexibilidad a tu cuerpo (literalmente), y otro que para mí ya es medicinal y es la cura para-todos-los-males: estar en la naturaleza todos los días. Un poco. Un pedazo de cielo. Una caminata en donde sea. O mismo mirar una documental sobre algo que te dé paz y esté en la naturaleza. (si es que hoy no podés salir)

Darle cabida a los clicks es parte de madurar y crecer. Necesitamos conectar con la valentía y el coraje siempre. Porque, como ya sabemos, implantar nuevos hábitos requiere de paciencia. Pero como siempre, un pasito a la vez, y siempre retomando lo que nos haga bien.

Para seguir profundizando en todo esto tengo algunas herramientas que van a servirte. Te las dejo aquí debajo y espero poder encontrarnos prontito.

Gracias por estar allí. Por más clicks hacia lo que nos hace bien.